Héroes 4x11: THANKSGIVING

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Dirigido por: Seith Mann

Escrito por: Adam Armus & Kay Foster 

Sinopsis: HRG organizará una cena de Acción de Gracias poco convencional. Mientras, la familia Petrelli contará con un invitado sorpresa en la mesa. Por otro lado, Samuel continuará reteniendo como rehén a Hiro, mientras que Lydia irá en busca de la verdad.

Estrellas Invitadas: Dawn Olivieri, Ashley Crow, Jimmy Jean-Louis, Madeline Zima, Ray Park, Harry Perry, Elisabeth Röhm y Andrew Connoly.

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A continuación, nuestra review del episodio 11: Thanksgiving
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 OPCIONES

by Dynka

Conocer la verdad o ignorarla. Luchar por los deseos propios o batallar por el bien común. Resignarse o combatir. La bifurcación de un destino que se juzgará moldeable es producto de nuestra aceptación de su propia flexibilidad, de la iniciativa individual de hacer elecciones que desafíen lo que el destino manifiesta tener escrito para nosotros y sean capaces de doblegar una voluntad superior que pretende sumirnos en el oscuro manto de la historia pretendidamente inexorable que para nosotros ha tejido, pero para ahogarnos más que para brindarnos seguridad…

Y es así como los personajes de nuestra serie eligen el camino propio, algunos por primera vez, como Claire, quien retará todo mandato patriarcal para decidir por sí misma en la búsqueda de respuestas a sus problemas de siempre, dado que las soluciones estandarizadas no le venían funcionando bien, pero seguirá un sendero más que cuestionable y por demás imprudente. Si dicen que errar por propia voluntad contribuye al crecimiento individual tal vez ha llegado la hora de que la veamos madurar, cediendo por fin el personaje a los requerimientos de la crírica casi masiva del público, y prometiendo abandonar de una vez por todas sus espectaculos suicidas y sus shows de autoflagelaciones, o tal vez por el contrario, se decida a hacer de ellos algo lucrativo y encuentre su tan ansiado lugar en el circo de los Sullivan.

La batalla librada hacia el interior aún no ha sido definida más que por sus estándares de buena fe, tratando de hacer lo posible por salvar tantas vidas como pueda, ayudar a quienes lo solicitan y velar desesperadamente por su amada Charlie. Pero sobre el desenlace del episodio, una excelente escena entre él y Samuel mengüa al concluir con un hecho que, si bien aún no se ha definido, nos trae la sutil y fatal reminisencia de lo ocurrido en el volumen 3, la última vez que alguien jugó con la memoria de Hiro literalmente entre sus manos y acabó por convertirlo en un intolerable adulto con la mentalidad de un colegial. Por otro parte, su desaparición física es altamente sospechosa: Es evidente que la rebelión de los fenómenos de circo ha comenzado a gestarse en contra de su líder tirano, y Hiro sólo desaparecería, de haberlo hecho por propia voluntad, si alguien en con poesión de tan preciada información le revelase dónde está Charlie, aunque no necesitase palabras para ello.

La familia se desmorona a medida que va tomando conciencia de los trasfondos sombríos de la figura que los guía y representa, y que los ha unido en un único clan que predica la integración y tolerancia de aquellos que sin ser hermanos deben permanecer juntos. Y sin el cual, los integrantes del grupo no serían más que meros individuos aislados y desorganizados, incapaces de llevar adelante la lucha ética que será necesaria para derrocar un mal de tamaña magnitud que necesariamente se verán urgidos de hallar una nueva efigie dotada del carisma requerido para este tipo de circunstancias, el nuevo líder que dirigirá el levantamiento y lo encauze de manera que sea distintivo y fiel para todos ellos. Algunos podrían simplemente entender que la dimensión de la traición que se le imputa a Joseph pudiera causar el siniestro final que ha tenido, algo que realmente resulta poco probable en una serie que remarca el valor de la fraternidad por encima, incluso, de otro como la justicia hecha en estado de emoción violenta.

Por otra parte, los representantes máximos de justamente esta idea de destacar el vínculo filial como eximente que justifique un sinfín de traiciones letales vuelven para demostrar una vez más que lo que siempre se mantendrá intacto es el amos entre ellos, forzado o no, y, a raíz de este capítulo, que será posible luchar por los seres amados incluso después de la muerte, y a pesar de que sean esos mismos seres los que nos convocaron del más allá sólo por negar lo que irreparablemente había ocurrido. Nathan, la agonía televisiva más larga que habremos visto, se rehúsa a irse definitivamente, a pesar de tener al dueño del cuerpo que ocupa ilegítimamente reclamando su propiedad dentro de la misma. Calificaríamos de justificados sus motivos si los mismos no fuesen socorrer a la persona que lo puso en esa situación, sin perjuicio de lo cual destaco el aferro que debe tener este personaje a la trama, para que todavía se estén negando a dejarlo descansar en paz. Del mismo modo, ciegamente Peter está absolutamente negado a la posibilidad de que su hermano podría estar abandonándolo, y dado el tenor de su promesa, presagiaría estar dispuesto a poner fin a la vida del villano corriendo así el riesgo de ayudar, sin quererlo, a cumplir las fantasías de siniestra conquista del viejo relojero. Un riesgo que deberá correr si quiere adentrarse en la difícil tarea de devolverle la vida a Nathan, a cualquier costo, una vez más. Un riesgo que podría evitar si se decidiese a aceptar lo que aparentemente sí es una parte inexorable del destino, una página en la historia que aún lucha contra la iniciativa individual, y si se decidiese a vencer al mal que desde hace 4 temporadas azota al mundo. Pero no en este capítulo, en el que el agradecimiento se reduce al hecho de que todos puedan elegir que vía tomar, y cuantas veces en la vida lucharán por sus causas perdidas, o por personas que el pasado y la humanidad enterraron (casi) definitivamente. Un episodio en el que nada “debe” indiscutiblemente ser lo esperado, y en el que todo podría suceder.